La muerte de un ángel II

Un ángel ha muerto, y el alba parece no notarlo o simplemente finge ignorarlo, el sol acaricia el cuerpo inerte y la luz ilumina cada una de las plumas regadas, y entonces se distingue la mancha escarlata que baña los restos de aquellas alas, los cabellos enredados, las manos tensas y si se pone atención, se alcanza a distinguir el rostro angelical bañado en lagrimas, los labios cerrados, los ojos mirando a la nada, los dedos aferrados a esa daga afilada, añadiendo una hermosura dantesca a esta pintura recién terminada.
Silencio, todo lo envuelve el silencio, pareciera que por fin el cielo se ha dado cuenta que ha perdido uno de sus emisarios, por que el tiempo se detuvo para contemplar el majestuoso espectáculo, un ángel bañado en sangre y con las alas destrozadas. Entonces pareciera que le duele, por que inmediatamente una tormenta se desata, relámpagos y truenos rompen el firmamento, como si gritaran el dolor, como si lloraran de impotencia. Un segundo tras otro, la lluvia empieza a lavar la sangre derramada, intentando borrar las huellas de aquella vida robada, la oscura silueta desgarbada, no pierde su hermosura, esos ojos continúan mirando a la nada, y entonces a lo lejos, se escucha un batir de alas, varios ángeles mas aparecen de pronto, las túnicas blancas, han sido sustituidas por negras, miradas solemnes, rostros confundidos, él mas viejo se ha acercado, toma entre sus manos la daga que sigue aferrada, aun se siente la sangre tibia ¿Cuánto tiempo paso antes de que se desangrara? la deja caer, una campana a lo lejos emite su tono grave, pareciera un reproche, ¿Dónde estaban cuando se les necesitaba? Sabían ¿que antes de morir, lloro y suplico, por alguien que nunca apareció?, ¿que ahogo los gritos de desesperación y angustia? ¿Que el dolor era tan insoportable, que con mano firme apoyo la punta de la daga, y sin misericordia la clavo?
Unos segundos después como si las lágrimas se hubieran agotado, la lluvia cesó, la oscuridad siguió reinando, como si guardara luto. Y entonces en la estancia, unos pasos resuenan, se acercan, se abren paso entre los ahí reunidos, un ángel de maravillosa y avasalladora presencia, se arrodilla junto al cuerpo inerte, retira los cabellos que caían sobre el rostro, con infinita ternura le ha tomado entre sus brazos, terminan por caer las pocas plumas restantes, acaricia el rostro angelical, una mueca se dibuja en su cara, limpia algunas gotas de sangre salpicadas, le cierra los ojos, le acomoda la túnica, sonríe ante su obra, se inclina le regala un beso, un ultimo beso, aquel que en vida, le negó y empieza a caminar, nadie se atreve a detenerlo, ha derramado una lagrima y un sollozo desgarrador, que se ha escapado desde lo profundo de su ser hace que los demás bajen la mirada, no se atreven a mirar a un ángel que llora con el alma destrozada. ¿A donde van los ángeles cuando mueren? No lo sabe, pero la certeza que tiene es que pronto lo averiguara, por que allá en donde esté, pronto se encontraran, aun tiene consigo aquella misma daga. Sabe que lo esta esperando, eso no cabe duda, ella siempre lo esta esperando, anhelando ese beso, que jamás en vida le entrego.
Un espectáculo dantesco, pero no por eso menos bello nos regala el amanecer, por un lado un ángel de túnica negra, alas del mismo color y por el otro uno mas pequeño, mas frágil de túnica blanca pero con las alas rotas, fundidos en un abrazo eterno, las manos entrelazadas, bañados en sangre escarlata, compartiendo el espacio, el tiempo y la misma daga… A lo lejos una campana resuena, una tormenta se acerca, un batir de alas se escucha y después solo silencio.