sábado, 30 de mayo de 2009

Camina conmigo

Camina conmigo por el oscuro abismo del tiempo,

entremezclemos las sombras de un futuro eterno

volemos juntos en la oscura noche

y saciemos nuestro apetito sangriento.



Siente como se retuercen las victimas bajo tus garras.

Aliméntate del terror que siembras mientras avanzas.

Disfruta del poder que las tinieblas te otorgan,

eleva tus negras alas hacia la nada.



Encontraras tu placer en desgarradas gargantas,

bebe de esas venas que se desangran.

Siente el poder de la sangre entre tus fauces.



Cuando tu sed esté satisfecha, vuela hacia mí.

Estaré esperándote, sombra sin forma

perdiéndose en tu hipnótica mirada.



Deseosa de incrustar mis marfiles en tus carnes,

arañar tu cuerpo con mis garras,

abrirme al deseo que pugna en mis entrañas.



Te he regalado la inmortalidad,

vampiro de negra ánima.

Ahora tú…

Derramarás tu savia

para dar comienzo a una nueva raza…

Tiempo y Distancia

¿Como debo sacarte de mi mente, de mi corazón, de mi alma? ¿Cómo expulsar esto que siento? ¿Cómo borro lo que me haces sentir cada que te veo? Sé, que no eres para mi, no soy eso que buscas, ni siquiera lo que necesitas, estuve aguardando, esperando a un lado tuyo, deseando que me regalaras una mirada, una sonrisa tal y como se la dedicarías a esa persona que esperas. Muero por una caricia, por sentirme entre tus brazos, por que me regales un solo roce de tus labios, sobre los míos, que tus manos envuelvan las mías, saber que este aire que respiro, trae un poco de tu esencia. Más no consigo ni una sola mirada, ni una palabra, amigos solo amigos, y a veces ni siquiera eso…
¿Cómo puedo borrar algo que nunca sucedió? ¿Cómo elimino deseos aglomerados en el corazón? ¿Cómo me deshago de tantas caricias que palpitan en mis manos, de los besos tibios que aun están en mis labios? ¿De dónde saco fuerzas para mirarte a los ojos y no bajarlos, por temor a que distingas un trozo de lo que siento por ti? ¿Cómo oculto el temblor de mis manos cada que te acercas? ¿Cómo recupero el control de mi ser entero?...
Y es que realmente lo que quiero, es retenerte a mi lado, gritar al infinito que te necesito, que los momentos en los que no te veo se hacen eternos, que mi piel me exige un contacto con la tuya, un roce que le haga recordar que aún sigue viva. Tomarte entre mis manos, robarte un beso, una caricia, hacerte saber que si tan solo me regalas un momento no querrás separarte de mí. Que tengo tanto que entregar, un corazón que a pesar que esta en pedazos, es capaz de palpitar y sentir de nuevo, un alma que suspira por un poco de ti. Un ser entero que es capaz de amar, de entregarse por completo.
Juro que lo intenté de verdad que lo hice, intenté arrancarte, intenté dejar de soñarte, de desearte, de pensarte, de eliminarte de mis pensamientos, pero cada intento me llevaba de nuevo a tu recuerdo.
¿Qué debo hacer? Estoy cansada, no puedo luchar mas, esto es más fuerte que yo, mi cuerpo no me responde, mi alma te ansia, todo lo que soy te busca, y tú, tú solo sonríes y entonces yo vuelvo a perder el control.
Se dice que el tiempo, la distancia curan heridas, te ayuda a olvidar. ¿Cómo puedo alejarme si cada camino me lleva a ti? ¿Cómo dejo transcurrir el tiempo si cada segundo es un mensajero de tus acciones?
¿Y si tan solo me dejo llevar? ¿Acaso llegará el momento en el que tú me regales esa mirada que anhelo?
Son tantas dudas, tantas preguntas que no caben en mi cabeza, tanta incertidumbre que se esta evaporando de mi piel, no puedo mas con ello, así que dejare que el tiempo haga lo propio, que la distancia me ayude, quizá entre el ir y venir, me descubras, me regales un segundo, acortes la distancia, y entonces solo entonces darme cuenta que tal vez si soy lo que buscas pero sobre todo lo que necesitas.

jueves, 28 de mayo de 2009

Ángel de fuego.


Empecé a caminar, su reflejo me atrajo, era hipnotizante contemplarle, empezó a surgir de las llamas, era majestuoso, ver el reflejo en sus ojos, la pasión se derrochaba por los poros, unas alas blancas que contrastaban con el rojo escarlata de su tunica, sus movimientos eran lentos y seguros, parecía meditar cada paso que daba, se fue acercando a mi, rogué porque me tocara, podía percibir su calor, tenía temor de quemarme, sin embargo se acerco despacio y solo cerré los ojos, me grabé su imagen saliendo del fuego, me susurraba algo al oído pero no comprendí su lenguaje, solo sentí como sus labios acariciaron mi cuello y me perdí.

Abrí los ojos, no sé cuanto tiempo después, le descubrí sentado en la ventana, en su piel se vislumbraban las huellas de la lucha en que la luna había sido la única testigo y que sin dudar también estaban en mi piel, me acerque despacio, sin hacer ruido, quería disminuir la distancia que nos separaba, robarle un beso mas, una ultima caricia, antes de recobrar la conciencia completamente. Un rayo de luz ilumino la habitación y entonces vi sus ojos, rojos como el amanecer, despidiendo fuego, pasión sin límites. La túnica yacía hecha jirones a un costado, su torso desnudo, las manos grandes, el cabello enredado, algunas plumas regadas en el piso, no pude mas me acerque y le rodeé con mis brazos, acaricie su espalda, mis dedos recorriéndolo por completo, sentí como su piel se erizo y entonces el fuego se volvió ha reflejar en sus ojos, su mirada se encontró con la mía, y nos fundimos en otro beso, las llamas empezaron a crecer, ni siquiera noté como el fuego me envolvía, mire mis manos y estaban en llamas, pero era un solo reflejo de lo que en ese momento era mi ser entero, mi alma completa. Me dí cuenta entonces, que mi ángel y yo, nos habíamos vuelto uno, que el fuego nos envolvía, que la pasión se desbordaba, que el tiempo entre nosotros había perdido sentido, la distancia no existía, que en esa llama eterna permaneceríamos, ajenos al mundo, solo teniéndonos el uno al otro, acariciando, tocando, era mío yo era suya, me aferre a su piel y entonces sonreí.

domingo, 24 de mayo de 2009

Espera



Suplique al cielo que volvieran, implore a varios ángeles que les trajeran de regreso, las lagrimas se derramaban porque la espera era insoportable, mis manos necesitaban sentirles, mis labios susurraban sus nombres, caminaba sin saber a donde, les buscaba afanosa en cada rincón. Mis letras no encontraban el rumbo. Espere.
No perdí la esperanza, tenía un alma que suspiraba igual que yo, también sentía su dolor, nos acompañamos en esta búsqueda, que parecía eterna, acariciábamos mutuamente el recuerdo, creyendo fielmente que eso les traería de vuelta. Esperamos.
Una tarde, no diferente de las demás una luz ilumino el camino, nos indico ha donde debíamos mandar nuestras plegarias, sabíamos que el viento las llevaría y tal como habían escapado regresarían sobre sus pasos. Venían cansados, con la cabeza gacha, sin embargo sus alas venían fortalecidas, en sacos traían miles de letras, millones de besos, otro tanto de caricias y a pesar de que traían mas de lo que podíamos merecer, gruesas lagrimas corrían por sus mejillas, se sentían culpables por la ausencia. ¿Pero como se puede culpar, señalar algo que era necesario, para que pudieran respirar, para tomar fuerza, para volver con las manos llenas, para regresar con el amor intacto?
No, ustedes han vuelto, y nada nos deben, estamos aquí, esperamos sin obligación, por la enorme necesidad de tenerles aquí. Pero respetando y comprendiendo su ausencia. Recordándoles a cada instante, mandando suspiros y besos al viento, sabiendo que sentirían nuestra caricia.
Volvieron cuando encontraron el camino de vuelta a casa, cuando el momento justo llegó, ni antes ni después.
Y aquí estamos, regalándonos momentos, instantes, dimos lo que ustedes se merecían y a cambio estamos recibiendo mucho más de lo que se podría pedir.
Son bienvenidos a casa, a nuestro corazón, porque son parte de nuestra alma. Son bienvenidos porque las distancias no existen, las fronteras fueron borradas, las caricias se sienten y los besos viajan a través del espacio para posarse en sus mejillas. Son bienvenidos, porque realmente nunca se fueron, siempre permanecieron. Son bienvenidos porque nos regalan a diario una caricia para el corazón y un suspiro para el alma.

Les amo con todo lo que soy y más si es que se puede.

lunes, 18 de mayo de 2009

El día que ví las rosas en mi ventana


Deja gacha tu cabeza, oveja del descarrío, apaga la vela que un día alguien encendió, baña tu cuerpo en el lago del remordimiento, que tus uñas se empapen de los ecos que los que nunca olvidan te escribieron, porque de ellos debiste haber aprendido.

Vaga en el silencio y sucumbe a esa culpa que arremete contra ti,
¡no se abandona a los que te aman!, pero no, ¡no y nunca! ¡nunca y no!
...Hagas de tu vestimenta un victimario para que sus ojos sucumban,
jamás te arrastres en lágrimas ni súplicas, ¿víctima? ¡no seas estúpida!,
eso sólo hará atracción para que dejen en tí la caricia, ¡serás abonimable si eso haces!

¿Te crees panal? mata tu miel, escúrrela, pero no provoques, no despiertes halagos innecesarios, no seas imán de cariños que rechazaste para internarte en el bosque de los que se camuflan,lobo oculto, sombra en el túnel de los que callan y otorgan, no vayas ahora a escribir el cuento de la hipócrita; Si cerraste la puerta, dentro quedó el amor esperando, fuera tú y tu piel de cordero negra y manchada.

¿Ahora quieres entrar?, el primer paso es el saludo y...No bajes la mirada, no seas cobarde,(tanto tiempo en el lecho de los ocultos te hizo mezquina ¡despierta!).
Ojos frente a ojos, ahora... ¡Sonrisa!, vamos, adelante, un paso más, ¿un abrazo?
(sigues siendo cobarde, ¡parece mentira!), desentumece tus manos, ¿a qué esperas?

¿Olvidaste las rosas en tu ventana? ¡vé por ellas y ofrece pétalos!, tres y eran tres los que has de ofrecer, uno a cada uno de aquellos que siempre y en algún rincón te han recordado, tres y son tres, dáles la mano, un labio en mejilla a cada rostro, en cada retrato que de ti han esbozado, un beso en cada aliento que no olvidando habló de tu existencia mientras tú...te encerrabas en tu cueva (demasiados candados).

¡Sal de la ciénaga!, camina, camina, ellos te están esperando, saluda con esos dedos pintados de blanco, con esa mueca en la cara que les diga ¡cuánto os he extrañado!, ahoga ese amago de llanto en la copa que vacía olvidaste el día que te escapaste, hazles saber que la sangre no es sólo el único trazo que se convierte en lazo, que un hermano puede ser y es aquél que persiste aún cuando uno de nosotros se aleja del rebaño.

¡Sonríe! y diles en ese susurro que sólo tu aprendiste, que en esta vida hay caminos, que cada cual sigue el suyo, pero que aún siendo senderos lejanos, todos confluyen en cruces, ahí es dónde te haces agua y vuelves al origen del lago,y ahí es dónde todos depositan el ramo, pétalos frescos para cada mano, pétalos que en sus nervaduras escriben...
"Aunque no anduve, estuve, y aunque no esté, andaré, el extrañar acompaña y recuerda que a los que amo, amé y siempre he de amar, aún escondida, apartada, alejada en la caverna de quien calla sus palabras, siempre y por siempre os he de amar".

Ahora...Pinta un beso en su universo, de corazón, con tu alma, desde siempre, para siempre, desde tí y hacia ellos.

Dí, díselo....

-Lo digo ¡Os quiero!

domingo, 17 de mayo de 2009

Los Elementales

Cuenta la leyenda que una vez vivió un rey, con un reino bastante extenso cargaba con fama de ser justo de manera implacable, cuando se cometía alguna falta se podría estar seguro que el rey no descansaría hasta encontrar al culpable, pero también aquel que se veía en dificultades pedía audiencia con su rey y este le ayudaba para salir adelante.
- Es mi deber procurar que vivas bien, velar por tu seguridad, por tu tranquilidad.- Les decía cuando le pedían ayuda.

Era por esta razón que todos sus súbditos desde el mas grande al mas pequeño, se sentían no solo tranquilos si no además le tenían respeto, cariño y obediencia.
Pero sucedió que en aquel reino empezaron a suceder cosas extrañas, el leñador que dejaba el hacha en el tronco, al instante desaparecía sin rastro alguno, el pastor reporto su carro de mulas extraviado, el reverendo no pudo llamar a misa, pues la campana no estaba en su lugar, fue entonces que todos se reunieron en la plaza exigiéndole a su rey que encontrará al culpable.
- Ha este paso - decían, - desaparecerá hasta la ropa que llevamos puesta.

El rey tenía la esperanza que aquel que estuviera realizando estos hurtos, le pidiera audiencia solicitando su ayuda, siempre había sido así, él le ayudaría. Pero los días pasaron y esto no sucedió, entonces una mañana al despertar, después de ponerse la suntuosa capa, busco entre su mesa de noche, la hermosa argolla de esmeraldas, pero había desaparecido, esto era no solo un ataque, era una ofensa, era un atrevimiento, se enfureció y mandó a sus guardias a vigilar día y noche, los caminos, veredas, todo aquel que se encontraba fuera de casa y le alcanzaba la oscuridad era entrevistado y revisado minuciosamente, pronto el pueblo evitaba salir por las noches, las fiestas alrededor de las hogueras se terminaron, aquellos enamorados que acostumbraban pasear bajo la luz de la luna dejaron de hacerlo. Sin embargo a pesar de las revisiones, de las rondas, las desapariciones continuaban, incluso se empezaban a escuchar rumores en los que decían que habían encontrado a algunos viajeros desnudos en medio del campo, el miedo traspasaba las puertas de los hogares y atacaba a grandes y pequeños.
Fue entonces que el rey justo, no sabia que hacer se mesaba los cabellos preocupado, su apariencia desmejoro mucho, se sentía abatido, no podía regresarle la tranquilidad a su pueblo, a su muy querido pueblo, ellos esperaban que él hiciera algo, que pusiera un alto, que tomara las riendas de la situación y sentado en su ventana, viendo como las luces poco a poco se iban apagando, lloro de angustia, por primera vez no sabia que hacer, entonces salio de sus habitaciones y empezó a recorrer los caminos de su reino, sus guardias al verle pasar solo hacían una inclinación, pero nadie se atrevió a molestarle, caminando llego hasta la plaza, apretó los puños aun corrían lagrimas por sus mejillas, entonces una voz grave se escucho y le dijo:
- ¡Ey! ¿Por que lloras?.

Le tomó por sorpresa, pero aun así vació por completo su angustia, desesperación, la preocupación por su pueblo. Entonces la voz le dijo:
- Manda 3 mensajeros, uno hacía el sur, donde inicia la tierra de Fuego, buscaran a la hechicera de las llamas, otro mensajero cruzará los mares hasta la tierra de los conquistadores, buscando a la hechicera de los ojos de mar y el último irá a la tierra de los vientos, buscando a la hechicera de los suspiros, los tres llevaran cada uno, un trozo de madera que yo te daré y les dirán que un buen amigo requiere de su ayuda.

El rey se quedó sin habla, pero se recobró de inmediato, llamo a sus mensajeros más veloces y los tres salieron en la dirección que el hombre había indicado, en cuanto se giró para interrogarle este había desaparecido. Pasaron varios días antes de que en el horizonte se distinguieran tres banderas roja, blanca y azul que anunciaban la llegada de extranjeros, eran los tres mensajeros con tres acompañantes, envueltas en túnicas llenas de tierra, el rey se preguntaba si había hecho bien al hacerle caso a ese viejo que ni siquiera había dado la cara, pero las cosas ya estaban hechas y no podía dar marcha atrás, las tres mujeres se reunieron en la plaza, entonces de un rincón apareció aquel hombre, que al igual que ellas vestía una tunica llena de tierra, al mirarse los cuatro, se retiraron los mantos que les cubrían y todos quedaron maravillados ante tan majestuosos seres, una de las mujeres saco un trozo de madera, y se lo entrego al hombre le dijo:
- Vinimos en respuesta a tu llamado, en que podemos ayudar a nuestro hermano.

Él les sonrió y saco también un trozo de madera semejante al que ellas llevaban, les hizo una seña y los cuatro se acercaron al rey, que aun continuaba sorprendido ante tan repentina transformación. Entonces el hombre hablo y dijo:
- Apreciable Rey, somos los 4 elementales.

Al decir esto una de las mujeres dio un paso al frente y dijo:
- Yo soy Fuego

Y al instante sus ojos se pusieron de un tono escarlata jamás visto, haciendo juego con su hermoso cabello rojo, un insoportable calor recorrió a todos los ahí reunidos, que para ese momento era todo el pueblo que había salido ante la llegada de tan extraños seres. En ese instante otra de ellas tomo la palabra y dijo:
- Yo soy Agua

Y entonces una brisa envolvió la plaza, sofocando el calor que se había sentido, sus ojos se volvieron de un azul intenso, y los caracoles de su collar parecían emitir un leve susurro musical, entonces un viento ligero les acaricio el cuerpo, la tercera mujer en un suspiro dijo:
- Yo soy Aire.

Agito las manos y las hojas de los árboles se movieron, las capas se levantaron y sus ojos se volvieron grises como un día nublado, el hombre dio un paso al frente, con su bastón toco la tierra, esta vibro y con voz grave y fuerte dijo:
- Yo soy Tierra, - y en un tono mas bajo le dijo al rey -Durante todo este tiempo que he vivido en tus tierras, he comprobado que a parte de justo eres noble y de buen corazón, cuando llegué aquí me brindaste comida y alojo, aún y cuando mi aspecto era deplorable. Es por acciones como estas, que tu pueblo te ama y cualquiera que quiera derrocarte, deberá pasar primero sobre todos ellos, eso es lo que has construido, pero esto es mas fuerte que ellos y que tú mismo, en las no tan lejanas tierras del norte, tienes un enemigo que no descansará hasta verte destruido. Así que ha mandado a sus hechiceros en tu contra, para que tu pueblo se levante en tu contra y así poder derrocarte y expandir sus dominios. Pero por aquello que has hecho por mi y por tu pueblo nosotros te ayudaremos. Mandaras que esta noche se encierren en sus casas, en las puertas colocaran un tazón con agua, otro con un puñado de tierra, el tercero con algunas brazas recién retiradas del fuego y antes de cerrar la puerta, soplaran ligeramente encima de los tres tazones, se irán a dormir y por nada, ni por nadie, escuchen lo que escuchen saldrán esta noche.

El rey sin pensarlo ordeno esto y él fue a hacer lo mismo en su propio palacio. Sucedió entonces Tierra, Agua, Fuego, Aire se tomaron de las manos la tierra vibro, un viento fuerte sopló, el cielo empezó rugir y las gotas cayeron, el suelo parecía hervir, era sorprendente verles los ojos, café, azules, rojos, grises, de un color tan intenso que parecían tener vida, entonces se empezaron a escuchar primero algunos murmullos, después se convirtieron en gritos, pequeños seres salían despavoridos tratando de huir, los hechiceros se soltaron de las manos, y con paso firme empezaron a aniquilarlos, ahogándolos en burbujas de agua, con ráfagas de viento, con llamas saliendo de los rincones, cayendo en grietas que se abrían bajos sus pies y que después se cerraban, literalmente la tierra se los tragaba. Al amanecer de esa larga noche los habitantes salieron de sus casas y comprobaron que en lugar de tazones, estaban aquellas pertenencias que les habían robado, el rey estaba feliz y afanosamente buscaba entre la multitud a los hechiceros, tanto les debía que aun no sabia como agradecerles, pero al llegar a la plaza, solo hallaron una inscripción tallada en el tronco del árbol mas grande y viejo que decía así:

Con el Fuego de la pasión, con la fuerza del Agua al correr, la Furia del viento al soplar, la Tierra entera temblará para hacer justicia.

Desde entonces y hasta ahora, todas las noches se coloca en la ventana tres tazones, uno con brazas, otro con tierra, otro con agua, se lanzan tres suspiros y se duerme tranquilo por que se sabe que las damas del cabello de fuego, de los ojos de mar, de los suspiros eternos y el caballero que con su bastón hizo temblar la tierra nos protegen desde donde estén. ¿Y tú también los haces?

sábado, 16 de mayo de 2009

Extrañarte

Es imposible dejar de extrañarte…



Aunque no quiera, aunque me obligue a hacerlo

dejar de extrañarte no puedo.

Es tu voz la que me arrulla en el día,

tu sonrisa la que ilumina mi noche.



Y aunque te sienta más lejano

estás conmigo en cada uno de mis pasos.

Te veo cada día en una dulce sonrisa,

te escucho en el susurro del viento,

te huelo en el aroma de los cedros.



Cuando cae la noche y entre las nubes

se asoma la luna, dibuja con su reflejo

entre las olas, tu rostro en la espuma.



Y yo te sigo pensando, te sigo extrañando

Aún cuando estés a mi lado, mis lágrimas siguen rodando

porque cuando extiendo mi mano, siento que no te alcanzo.



Y te sigo pensando, no puedo evitarlo,

Cada día que pasa es más lo que te extraño….