Mi llegada a este destino extraño es la forma singular que rodea mi existencia, puedo decir claramente lo que soy, cómo y cuando daré un nuevo paso; algunos parecerán caminados sin rumbo, sin embargo, mi intuición me lleva a los momentos exactos.
Hoy me encuentro vagando en lo que parece una de esas esferas que tienen dentro un paisaje inundado, que al agitarse cobra vida; esas que se bañan de nieve artificial y que sirven de absurdo regalo. Por la forma lo parece, el cielo grisáceo, más por la fuerza del hombre, que por su propio gusto; es el marco perfecto para mi ensueño, toda clase de figuras y cuerpos se mueven en este espacio. Los hay tan coloridos, cómo opacos en su vestuario.
Tamaños, texturas, formas, voces tumultuosas o suaves susurros casi perpetuos, pasan frente a mis ojos casi difusamente. Sólo algunos no pasan inadvertidos, esos; que son distintos de aquellos que viven sin vivir, me hacen salir de mi letargo porque su cuerpo despide aromas frescos y perdurables. Si siento el frescor cerca, simplemente me dirijo siguiendo sus pasos.
Nada...
Lo único que pueden ofrecer es el olor, permanezco inmóvil mientras la luna sigue su transitar, detecto angustia en la cara del desesperado hombre que mira en todas direcciones y su amada no hace gala con su presencia.
Giro la cabeza un poco y el destello de su cuerpo me invita a acompañarla, se encuentra a algunos metros de distancia....
Reconozco que llegar a ella no fue fácil: rodear algunos de los árboles que gustosos refrescan el alma, saltar obstáculos de concreto y tratar de no chocar con nada. Por fin frente a ella descubro en sus ojos que están vacios, lo único que tiene es belleza pero en la mente nada.
¡Vaya decepción!
Otro letargo, éste quizás más prolongado... huelo algo. ¡Sí!
Es miedo con mezcla de furor y sobresalto, no sólo destila el aroma de sus poros, su cuerpo centellea un éxtasis casi perfecto.
No está lejos, decido alcanzarlo y descubrir sus ojos desde lo alto, el follaje es mi cubil secreto y el llanto purpura de las flores otoñales le da un toque más de misterio. Veo sus ojos que expulsan fuego, su cuerpo esbelto enfundado en pantalón y camisa negros lo hace verse sutilmente sombrío.
El inminente recuerdo de un sueño, está por salir a flote…
¡Esto es, lo que he estado esperando!
Deja libre su mente y puedo observarlo: se agita, respira con dificultad, sus manos sudan y la imagen llega a su mente. Se pierde en la fantasía, tanto, que no puede detener la mano que dirige la orquesta de la muerte, ha tomado la navaja y con sangre quiere darle vida a sus sueños, los ríos purificadores rojo intenso, que corren por sus muñecas, le devuelven la realidad abandonada. Limpia en su mente la sangre y pretende olvidar sus deseos de la no existencia. Es un pequeño regalo que su mente ha creado.
Camina aligerado, sin saber, que he leído sus pensamientos, sin sentir mis ojos penetrantes, ignorando mi traje con el brío nocturno, y volando en círculo, lo he señalado.
Todo retorna a su pausado ritmo, por momentos permanezco erguido, pero siempre, como es mi naturaleza, observando...