martes, 17 de marzo de 2009

MUERTE A CUPIDO.


Le vi acercarse, escuche un ligero batir de alas, una pequeña esencia acaricio mi olfato, venia armado con carcaj, arco y flechas, se había quitado la venda de los ojos, me miraba fijamente suplicando ayuda y entonces entre la oscuridad distinguí una mancha oscura, estaba herido, sangraba, en sus ojos rodaban lagrimas, se contemplaba las manos bañadas en sangre, de pronto con un golpe seco cayo al suelo, de las alas se desprendieron algunas plumas, otras mas estaban manchadas. Su respiración se escuchaba lenta al igual que el latir de su corazón, me acerque lentamente, temía hacer ruido. Un ligero movimiento de sus manos me confirmo que aún vivía, levante su rostro, sus ojos reflejaban temor, entreabrió los labios y susurro algo, un murmullo solamente. Tomó una de mis manos, la apretó entre las suyas. Este pequeño ser era el culpable de que sintiera mariposas en el vientre, de que la voz me temblará con tan solo saberle cerca, también de las lagrimas que derrame cuando decidió que no me necesitaba a su lado. Recuerdo que una noche llena de rabia le maldije, desee que no existiera. Y ahora al verle así, indefenso, me di cuenta que había deseado la muerte de cupido, quizá una de sus flechas le hirió, tal vez decidió quitarse la vida, tal vez quiso solidarizarse conmigo al verme destruida, navegando sin rumbo, suplicando tu regreso, tal vez no soporto la culpa… sin embargo verle así con el miedo reflejado en los ojos. ¿Acaso el temor a la muerte nos hace sensatos al final y nos descubre los temores arraigados en lo mas profundo de nuestros corazones? Y es entonces cuando mostramos nuestra verdadera faceta ante las decisiones que tomamos. Un ligero aleteo me devolvió a la escena, quería decirme algo, me acerque lo mas que pude, hasta casi rozar su rostro y entonces en un suspiro me dijo… AMA.
Insensato, hasta en sus últimos minutos no cedía en su intento, no se daba cuenta que por amar en cada entrega un trozo de corazón se me había escapado, que en cada amor derrochado había empeñado el alma y que ahora entre jirones intentaba recuperar aquello que pudiera salvarse, que sentía que recorría senderos oscuros, sin rumbo fijo, intentando encontrar en cada mirada un trozo de alma extraviada. Que por amar, había entregado todo cuanto era, cada trozo de mí. Como era posible, no lo entendía, el amor sin duda alguna, era la causa de su muerte y aún así me pedía que lo intentara. Fue cuando le descubrí, me refleje en sus ojos y me encontré en ellos, cada trozo de corazón arrancado, cada jirón de alma, cada suspiro exhalado, cada lagrima derramada, todo estaba ahí, en el reflejo de los ojos de ese pequeño ser… que solo armado con carcaj, arco y flechas venia a recordarme que el amor estaba dentro de mi. Le tome entre mis manos, le acaricié el pelo y en un suspiro arrancado desde lo mas profundo de mi ser le dije… AMO. Y entonces murió.

3 comentarios:

  1. Les comparto uno mas, querida familia, que los siento un poco lejitos!! pero les quiero, les amo, mi musa anda media dormida, pero aun asi les quiero compartir un poquito de lo que he escrito, besitos amores, miles de besos.

    Alguien sabe onde se escondio el gatito?? o gatita?? ay! Soni, mi niñita de agua !!! vuelve por plis, Lunita que te quiero, con el alma, mi Niño pos a ti que te digo, que te mando mis abrazitos sii!!!

    ResponderEliminar
  2. Ay mi niña, que tu letra crece a pasos agigantados!!!!

    Si que andamos un poco perdiditos... Se apodera de nosotros la vida y no nos da tiempo...

    Pero acá estaremos nosotras esperando el retorno del resto de la familia.

    Te quiero hermanita!!

    Los quiero familia!!!
    Acá estamos esperándolos..

    ResponderEliminar
  3. Mis pensamientos hoy en día están enfocados en tratar de aplicarme yo mismo la ley del hielo y ni siquiera hablarme a mi mismo, por la desatenta ausencia.

    Un beso y un abrazo de corazón.

    Gracias mis nenitas.

    Gracias.

    ResponderEliminar