El Ángel Negro III

Reducto 4X4. Negro, disperso, frío y petrificante.
No hay una sola ventana.

La puerta desvencijada tiene en la parte superior todos sus vidrios rotos y se cuela un aire de horror.
No hay fantasmas...sólo un Ángel Negro que se retuerce en su dolor agónico porque un rayo de luz lunar se avecina. -Ambos lo intuimos-.
Me queda el consuelo de ver que mis pálidas manos tiemblan, lo cual implica que sigo vivo. -Maldita sea!, no debí comprobarlo-
Mi cabeza late y se hunde en mis manos por el pánico que de a poco, me seduce.
Tallo mis ojos y con el corazón cesante me bamboleo hacia adelante en lugar de avanzar. Quiero hablar...murmurar...gritar y no puedo. No puedo!

De pronto... el ángel-demonio que yace en el piso se vuelve hacía mí.
-Las Tinieblas se condensan por el paso de una nube negra en la atmósfera -supongo-

No veo su rostro. Algo parece que se gesticula en el sitio en donde cualquiera podría pensar que se ubica su cara. Todo es muy oscuro, tan lúgubre y melancólico que siento rodar lágrimas frías en toda mi piel.

Cuando vuelve un fugaz y lánguido haz de luz. Le observo fijamente....el rostro...su rostro....No puede ser!!!

Su rostro es...es...es mi rostro! Soy yo!

***
-¿Quién diablos es el estúpido energúmeno que me observa con sus manos temblando?-