viernes, 17 de octubre de 2008

El día que me dejes de amar



Puedo pintar el lienzo más téticro,
el más lánguido, el más desconsolado,
solo he de usar acuarelas del alma
y pincel de locura de un mundo olvidado,
puedo trazar con el rojo sanguíneo
esa vena que abierta se va desangrando,
y dibujar un cristal que parezca una lágrima
o pincelar hasta que se oiga su llanto.


Tomaré agua de óxido para realzar
ese gozne del ser que de dolida herrumbre
se marchita cual flor en el suelo olvidada.


Le daré un toque siniestro
con un ocre de aquellos
que recuerdan la lápida
de ese muerto, que nadie
acompañó en su fúnebre cortejo.


Y un plata y oro cobrizo
para disponer las campanas
que tañían la noche en que me olvidaste,
si, y una pincelada de rojo escarlata,
de ese que recuerda el escurrir de la sangre
cuando en amarillos la cicatríz aún supura.


Y un violeta...púrpura de pena,
de esa tristeza que mejor en óleo
para que la consistencia del aceite
recuerde que el dolor tarda en secarse.


Pintaré un marmóleo blanco
difuso en tornasoles
como ese espacio extraño
que dejan los silencios.


Y quizá un negro infinito
un fondo de oscuros
que realcen todo lo que voy plasmando.

Añadiré unos verdes en hiedra añeja
de esa que se agarra para retorcerte,
con piedras musgosas
y abajo...una ciénaga...
si y también la mano,
el brazo de aquella que hundida en el fango
espera si acaso ...
la pupila, si, una pupila de odio
que mira de soslayo
y no aferra aquella triste mano.


Y al acabar si me alejo
podré contemplar
algo que jamás quisiera pintar,
creo que será...
el día que tu, me dejes de amar.

1 comentario:

  1. Mi niña hispana. La fuerza de tu letra sigue fuera de órbita. La inspiración que te sujeta, siempre impresiona al más pintado. Te quiero. Gracias.

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